Perfecta imperfección.

No soy perfecta ni quiero serlo; sólo quiero ser yo misma.

A veces nos empeñamos en llevarlo todo para delante, en cumplir con todas nuestras obligaciones al pie de la letra, que todo y para todos salga perfecto. Un día te paras a pensar en lo que has hecho para ti ese día, en los minutos que has dedicado a hacer las cosas que te gustan; aquello que te hace feliz, que te hace sentir pleno y te das cuenta de que no ha sido el suficiente; a veces incluso nada. Lo has hecho todo perfecto excepto preocuparte y cuidar de ti mismo. Entonces te sientes vacío. Si no consigues que todo te salga perfecto también tienes esa misma sensación y te sientes además frustrado por no alcanzar tus propias expectativas sobre ti mismo o las que los demás tienen sobre ti. Somos humanos; cometemos errores y aciertos. La perfección y la imperfección son valores relativos y subjetivos, que no tienen sentido si tu prioridad no es hacerte feliz y mimarte cada día. Lejos de lo que nos han hecho creer, mirar por uno mismo no es ser egoísta ni narcisista y no implica no preocuparse por los demás, pero para poder ayudar a otros primero hay que ayudarse a uno mismo. Si tú estás bien, si estás en equilibrio, estarás en disposición de contribuir al crecimiento de otros, pero si te encuentras mal no podrás desempeñar bien esa tarea y probablemente, ninguna otra.

Lo importante no es ser perfectos, sino hacer las cosas lo mejor que uno puede y para conseguir eso, las cosas han de hacerse desde el amor. Cuando se pone amor en lo que uno hace, nada malo puede salir de eso, pero cuando uno hace las cosas por obligación, no saldrán igual. Pon amor en tu trabajo, en tus tareas, en todo aquello que hagas y todo saldrá como ha de ser. No busques la perfección, no compitas sin sentido con otros ni contigo mismo. No tienes que demostrar nada a nadie, no tienes que ser un superman ni una superwoman, tu única misión es ser lo más feliz que puedas y si consigues eso, ten por seguro que se verá reflejado en todo aquello que hagas. Si llenas tu vida de obligaciones sin darte ninguna satisfacción, sin ocuparte de ti mismo, sin contribuir a tu propia felicidad, nada de lo que consigas podrá llenar ese hueco que llevas dentro, porque te faltará tu propia compañía. Dale a tu cuerpo, mente y espíritu lo que te pida. Nuestro cuerpo es sabio; si te pide descanso dáselo, si te pide alimento ofréceselo, si te pide movimiento ponte en marcha. Dale paz a tu alma y estímulo a tu mente. Cuídate, quiérete, sé tu mejor amigo y acepta tu perfecta imperfección porque eso forma parte de tu magia.

Raquel García García.

Acerca de Raquel García

Raquel García García Terapeuta Transpersonal. Experta en Crecimiento Personal y Autoestima. Meditación, mindfulness, danza consciente. Tel. 639 318 014 Mail: raquel@garciagarcia.eu
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