Libertad para ser

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A veces piensa uno que está obligado a cumplir ciertas funciones marcadas por sus roles; por su rol en la  familia, de género, de profesión, etc. Si nos paramos a pensar cuántos papeles representamos cada día de nuestra vida en sus diferentes ámbitos, comprenderemos que el desear constantemente ejecutar cada uno de ellos a la perfección nos aboca inevitablemente al fracaso y a la frustración por no poder cumplir con todas esas expectativas. Somos humanos, y  es imposible ser perfectos en todo. No estamos aquí para cumplir las expectativas de nadie, ni siquiera las nuestras, porque en última instancia hemos de ser nosotros los que marquemos nuestras prioridades. A menudo nos dejamos llevar por lo “socialmente aceptable” y pensamos que no somos personas merecedoras ni dignas por no cumplir con esas expectativas que nos hacen ser “válidos”, pero ¿quién está en posesión de la verdad como para decidir cómo ha de ser o actuar un ser humano?; ¿quién puede dictar cómo ha de comportarse la mujer y cómo el hombre?; ¿por qué tenemos que ser todos iguales?

Cada uno de nosotros es un ser humano único y es precisamente esa singularidad lo que nos hace tan preciosos. Por encima de mi rol de mujer, trabajadora, pareja, hermana e hija, yo soy yo y eso es lo único que he de ser. No tenemos por qué comportarnos de la manera que nos han enseñado de pequeños que era la más aceptable. No hay una forma “incorrecta” o “correcta” de ser; mientras que la base de nuestra conducta sea el respeto hacia uno mismo y hacia el prójimo y sigamos los pasos del amor, todo lo que hagamos será adecuado para nosotros. Los dictados morales varían de una sociedad a otra. Lo que se considera aceptable en algunas comunidades pasa a ser totalmente inaceptable en otras y entonces…¿quién está en lo cierto?; ¿por qué en lugar de reflexionar y sentir desde dentro lo que pensamos que es válido para nosotros y lo que no,  nos limitamos a reproducir lo que nos han enseñado?; ¿no es un poco raro que «casualmente» lo más aceptable sea precisamente siempre lo “nuestro”; lo que nos han aleccionado?

En demasiadas ocasiones en esta sociedad, a todo aquello que es diferente o se sale de la norma, se le tacha de “inaceptable”, pero nadie mejor que uno mismo sabe cómo manejar su vida. Ser diferente en cualquier aspecto no implica no ser merecedor de aceptación; no significa ser un ciudadano de “segunda categoría” porque no existen las categorías entre las personas. Somos todos iguales pero individuales. Todos tenemos capacidades, virtudes y defectos. Todos servimos porque nuestro único objetivo  en esta vida es vivirla y para eso estamos todos diseñados y preparados desde nuestro nacimiento, pero eso no implica en ningún caso que todos debamos ser un ejército de clones autómatas que se comporten de la misma manera. Gozamos del libre albedrío y tenemos libertad para SER.

Todos somos perfectamente imperfectos y nadie está en posición de juzgar a nadie ni tiene el derecho a decidir cómo ha de ser o comportarse otra persona. Ningún otro ser que no seas tú mismo puede definir tus roles ni cómo has de comportarte dentro de cada uno de ellos porque, además, es realmente detrás de todos estos donde te encuentras tú. Tus roles pueden formar parte de ti, pero no son tú; tú eres mucho más que eso y sólo ese ser que eres es dueño de su propio presente y de ir construyendo poco a poco su propio destino.

Tus diferencias, lejos de perjudicarte, son lo que te convierten en un ser único.

Eres válido y merecedor seas quien seas y seas como seas. Por encima de tu situación de vida y de tus circunstancias, tú sigues siendo y serás siempre un ser divino y precioso.

Raquel García García

Acerca de Raquel García

Raquel García García Terapeuta Transpersonal. Experta en Crecimiento Personal y Autoestima. Meditación, mindfulness, danza consciente. Tel. 639 318 014 Mail: raquel@garciagarcia.eu
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