Sobrevolando las circunstancias.

resilienciaCuando nos topamos de lleno con un giro inesperado y nos damos de bruces con lo que percibimos como una gran adversidad solemos sentirnos desamparados. La primera pregunta es casi siempre “¿por qué a mí?” o “¿qué he hecho yo para merecer esto?” En este punto corremos el riesgo de entrar en el rol de víctima y quedarnos instalados en él si en vez de asumir lo que ha ocurrido y tomar decisiones para solucionarlo en la medida de lo posible nos encargamos de pasar una y otra vez la misma película por nuestras cabezas.  Hemos de aprender que nosotros no somos nuestras circunstancias. Es importante distinguir entre nuestra situación de vida y nosotros mismos. Yo sigo siendo yo, tenga la situación de vida que tenga y es esencial que comprenda esto si no quiero caer en la identificación con mis roles.

Puede resultar muy complicado, pero cambiando nuestra actitud podemos modificar nuestra visión del asunto. Sólo planteándonos que de todo podemos extraer alguna lección útil y empeñándonos en buscarla y aprovecharla ante cualquier acontecimiento, pasaremos de etiquetar circunstancias como “negativas” a considerarlas oportunidades de aprendizaje. Sé que lo he comentado muchas veces, pero es que de este modo, cambia completamente nuestra percepción de las cosas.

Hablaré ahora a título personal porque siento esa necesidad. Hace un tiempo me diagnosticaron de una enfermedad autoinmune crónica. Obviamente, pasé por todas las fases por las que solemos pasar las personas cuando nos comunican que nuestra salud se ha deteriorado hasta tal punto y, sobre todo, que no sabemos a qué puerto llegará. Es difícil, muy difícil lidiar con el dolor, las limitaciones, la incertidumbre, el juicio, la incomprensión y sobre todo el miedo; es complejo decirle a alguien que convive con tanto malestar que eso puede ser una oportunidad porque en principio y de forma natural, suele reaccionar en contra. Es tremendamente complicado e inverosímil para alguien creerse responsable y arquitecto de su propia vida cuando se siente confuso y a la deriva; encerrado en un cuerpo hostil y rodeado de personas que lo miran con sospecha. A veces el primer paso es la negación, es decir, hacer como si eso no estuviera ahí y pensando y deseando que si actúas de ese modo se irá por arte de magia. Por experiencia diré que eso no sirve.  Algunas otras personas pasan por otra fase que es la de la identificación con la enfermedad, lo que quiere decir que a partir de ese momento, todo lo que hay en sus vidas es ese malestar e incluso sienten decrecer su valía como personas por estar en esa situación. Tú no eres tu malestar; eres mucho más que eso. Quizás tu envoltorio no sea tan funcional como te gustaría, pero es sólo eso, tu recipiente y tienes que saber que debajo de eso, tu alma permanece intacta. Y sí; sigues teniendo una responsabilidad contigo mismo que es la de mimarte, cuidarte y amarte como al ser completo que sigues siendo y siempre serás pase lo que pase. Quizás no puedas controlar el factor ambiente ni otras circunstancias que de una u otra forma te afecten, pero lo que sí está en tus manos es tu propia actitud al respecto. No permitir que el miedo te arrincone ni que tu dolor decida por ti, no tirar la toalla, centrar la atención en aquello que sigues teniendo y por lo que merece la pena seguir fluyendo con la vida cada día y, en definitiva, ser un guerrero de la luz, es una decisión que sólo tú puedes tomar. Aceptación de lo que es no significa resignación, pero el objetivo nunca ha de ser la meta, sino el disfrute del propio camino y la sensación de equilibrio y bienestar que aporta ser conscientes del mero hecho de que estás haciendo todo lo posible para tu curación y tu salud tanto física como psíquica. Personalmente creo y siento que la curación completa es posible a partir de la sanación de uno mismo desde el SER pero si alguien se mete en esta filosofía de vida con el único objetivo de alcanzar esa meta, probablemente fracase y se sienta decepcionado, porque se habrá apartado de lo esencial del camino; la aceptación y el amor incondicional al ser que somos pase lo que pase y el disfrute del camino. Obviamente, el cambio siempre se traduce en unas consecuencias; es la ley de causa-efecto, pero el hecho de controlar esos efectos colaterales, no debe ser el motivo de nuestra acción porque entonces no estaremos aceptando ni fluyendo, sino simplemente forzando.

Yo personalmente elijo mimarme, cuidarme, atenderme, amarme, aprender de mi dolor y preguntarme qué quiere decirme mi cuerpo cuando éste aumenta porque estoy convencida de que el cuerpo grita lo que la mente quiere esconder o acallar. Yo soy yo y no mi malestar y mi valía sigue siendo la misma sea cuales sean las circunstancias y, aunque para algunos pueda sonar a disparate, elijo hacer de mi malestar un compañero circunstancial que me ha avisado de que necesitaba un cambio de vida y que me ha hecho comprender que ciertas cosas que me preocupaban no eran tan importantes contribuyendo a dar a mi percepción de la vida un giro de 180 grados. Como dice Mario Alonso Puig en el título de una de sus obras “la vida es un asunto urgente” y yo lo he recordado, en parte, gracias a mi malestar.

Yo elijo volar por encima de mis circunstancias porque soy mucho más que ellas.

Las piedras que encuentro en mi camino me sirven de escalones que me ayudan a ascender hacia un lugar donde mi luz brilla con más fuerza.


Raquel García García

Acerca de Raquel García

Raquel García García Terapeuta Transpersonal. Experta en Crecimiento Personal y Autoestima. Meditación, mindfulness, danza consciente. Tel. 639 318 014 Mail: raquel@garciagarcia.eu
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2 respuestas a Sobrevolando las circunstancias.

  1. Muy bueno, Raquel. Enhorabuena.
    Eres mucho mas que tus circunstancias y tus roles, y desde esa mirada tambien veo como cada dia tus circunstancias se alinean mas y mas con quien realmente eres.
    Un abrazo 🙂

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